Si el año pasado empezaba este mismo post reflexionando sobre lo que había cambiado el blog desde sus inicios, lo de este año ha sido una locura. En marzo le diagnosticaron celiaquía al monstruito y tuvimos que desterrar de nuestra cocina las harinas de trigo y centeno, los copos de avena… ¡incluso los utensilios de madera, que pueden ser foco de contaminación cruzada! Con lo que me gustaba a mí hacer panes y amasar, tuve que cambiar el chip totalmente y aprender que las masas sin gluten son todas unas malas perras, que siguiendo la misma receta consigues resultados totalmente distintos según el preparado comercial que utilices y que hornear un pan sin gluten que esté rico de verdad es prácticamente una utopía.
Mi objetivo, desde el mismo día del diagnóstico, es que el monstruito pueda seguir disfrutando de las mismas cosas ricas que sus amigos (aunque en versión saludable siempre que sea posible). Aún me quedan recetas por probar y experimentos por dominar… pero creo que vamos por buen camino. Mientras, vosotros no dejáis de sorprenderme. A estas alturas ya no me extraña ver un brownie en el top 10 de 2017, porque siempre coláis uno… pero ¿qué os ha dado este año con la harina de garbanzos?