Naan (pan indio)

naan

Te levantas un día y decides que te apetece mogollón hacer naan. Sacas de la estantería media docena de libros sobre pan y encuentras, claro, otras tantas recetas, todas ellas distintas entre sí. Descartas algunas por no ser claras con las cantidades de los ingredientes (¡eso va por ti, Paul Hollywood!) y otras por incluir ingredientes poco apetitosos. Y llegas a ese libro maravilloso que es Short and Sweet, de Dan Lepard, que nunca te falla y que además te permite ir por casa canturreando “el naan de Dan, el naan de Dan”, que es una tontería de ésas que haces cuando no hay nadie cerca (aunque luego lo cuentes en un blog…).

Dos reflexiones sobre el naan, en particular, y los panes, en general. La primera: ¡el naan no necesita horno, se cocina en una sartén! La segunda: llevo tres años escribiendo este blog y sigo siendo incapaz de sacar una fotografía medio decente a un pan. ¡Soy un caso perdido!

Receta de naan
(Para seis panes)

100 ml de leche fría
Un yogur natural
50 ml de agua hirviendo
1 cucharadita de levadura seca activa
300 gr de harina
50 gr de harina integral
½ cucharadita de bicarbonato de soda
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
Aceite de oliva suave
Opcional: semillas de alcaravea o de comino

  1. En un recipiente grande mezclamos bien la leche, el yogur y el agua hirviendo. Agregamos la levadura y removemos bien.
  2. Añadimos las harinas, el bicarbonato de soda, la sal y el azúcar y, con la mano o ayudándonos con una espátula de madera o una rasqueta hasta integrar bien todos los ingredientes. Hacemos una bola con la masa, tapamos el recipiente con film transparente y dejamos reposar media hora.
  3. Engrasamos con un poco de aceite una superficie limpia (por ejemplo, la encimera de la cocina) y las manos y trabajamos la masa estirándola y doblándola sobre sí misma unas ocho o diez veces, no más. Volvemos a hacer una bola con ella, la tapamos y la dejamos reposar una hora más.
  4. Espolvoreamos la encimera con harina, ponemos la masa, la aplastamos un poco hasta darle forma de círculo y, con la rasqueta o un cuchillo afilado, la dividimos en seis porciones.
    Cogemos la primera porción y con un rodillo la estiramos hasta darle un grosor de un centímetro, aproximadamente.
  5. Echamos un poco de aceite de oliva en una sartén o plancha y ponemos a fuego medio la porción que acabamos de preparar. Con un pincel, untamos con un poco de aceite la mitad superior y, si queremos, añadimos unas pocas semillas de alcaravea o de comino. La masa se hinchará un poco al cocinarse; cuando veamos que la mitad inferior está ya tostada, le damos la vuelta con una espátula y dejamos que se haga también por el otro lado.
  6. Repetimos la operación con el resto de las porciones de masa y servimos el naan tibio.
  7. ¡Bonus! Aunque esta es una receta sin horno, sí podéis utilizarlo para mejorarla un poco. Antes de freír los panes, precalentadlo a 200ºC. Cuando los saquéis de la sartén, dejadlos unos minutos dentro: de esta manera la corteza se seca un poco y mantiene la miga más jugosa.

(Encontré la inspiración en el libro Short and Sweet, de Dan Lepard. Con esta receta participo en el World Bread Day 2016 organizado por Kochtopf.)

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