Crema de limón (lemon curd)

¿Recordáis que hace unas semanas os dije que tenía muchísimos limones y que ya no sabía ni qué hacer con ellos? Me libré de unos cuantos preparando un estupendo bizcocho y los he estado utilizando a diario en la cocina para platos y salsas varias, pero todavía me quedan un montón, así que me he decidido por una receta inglesa clásica de las que sirven para todo: lemon curd, una crema de limón espesa que podemos usar para hacer tartas (aquí tenéis una receta), para rellenar galletas o macarons, para darle un toque fresco a una pavlova… Nosotros la estamos comiendo mucho con yogur natural. ¡Está riquísima!

La técnica es muy parecida a la de las natillas: ponemos los ingredientes en un cazo y vamos removiendo con unas varillas mientras la crema cuaja. Sólo tiene dos dificultades: la primera, no poner el fuego muy fuerte; y la segunda, ¡no comernos la crema a cucharadas directamente desde el bote!

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Mermelada de manzana y semillas de chía

Hace un montón de tiempo que no preparaba mermelada, pero es que tengo de proveedora oficial a mi suegra y, hay que reconocerlo, a ella le salen mucho mejor que a mí. En otoño nos regaló (entre otras muchas) media docena de botes de mermelada de higos es-pec-ta-cu-lar. ¿Y por qué me pongo entonces a hacerla yo? Buena pregunta.

Llevamos unos meses un poco desmadrados, entre dulces navideños, tartas de cumpleaños y postres de Carnaval, así que me pareció que era buen momento para probar esta mermelada de manzana y semillas de chía, con muuuuucho menos azúcar que la receta tradicional pero muuuuucho más interesante que la compota…

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Crema de cacahuete para untar

Me encanta la crema de cacahuete. Me parece maravillosa para untar en una buena tostada, para utilizar como ingrediente en mis recetas y para darle vidilla a un sandwich. Sé que por aquí no tiene buena fama porque casi todo el mundo la relaciona con la comida basura estadounidense, pero es un sustituto vegano y estupendo de la mantequilla, con menos calorías y grasas más saludables. No se debe abusar de ella, porque tampoco es precisamente un producto “de dieta”, pero desde hace años nunca falta en mi despensa.

Antes no era fácil encontrarla, pero ahora se vende ya en muchos supermercados. El problema es que las marcas comerciales no llevan sólo cacahuete: van cargaditas también de aceite de palma y, muchas veces, sal. Ante eso, hay dos alternativas: buscarla en tiendas de productos biológicos (ahí suele haberlas 100% de frutos secos) o hacerla en casa. Y si optáis por la segunda opción, sólo necesitáis cacahuetes, una picadora potente y un poco de paciencia.

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Mermelada de fresas y semillas de chía

¡Fresas! Me paso todo el año esperando a que llegue la temporada y en estos tres mesecillos me como todas las que puedo. Supongo que por eso mi media naranja, cuando el otro día se iba de recados y le pedí que me comprase unas pocas, me trajo a casa una bandeja de kilo y medio. Pero había más fruta en casa, a los niños no les entusiasman y tenía miedo de que se me pusiesen malas, así que decidí separar medio kilo y hacer un poco de mermelada.

Y como sigo con mi cruzada “más fruta y menos azúcar” decidí hacer un experimento que había visto algunas veces en Internet: sustituir parte del azúcar de la mermelada por semillas de chía, que como ya hemos comentado alguna vez se vuelven blandas y gelatinosas al mojarse. A nosotros nos encantó el resultado, aunque es cierto que (obviamente) sabe menos dulce de lo habitual. Probad y ya me diréis, ¡yo pienso repetir!

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Crema de cacao para untar (vegana y sin azúcar añadido)

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“Leche, cacao, avellanas y azúcaaaaaaar”… ¡Si eso no es un himno generacional, no sé qué puede ser! El problema de este eslogan es que es pegadizo, pero poco realista. Lo más adecuado sería cantar: “azúcar, aceite de palma, avellanas, cacao desgrasado, leche desgrasada en polvo, suero lácteo en polvo y emulgenteeeeeees”. Y ya sé que así tiene menos ritmo, pero es que la lista real de ingredientes que llevan tanto la Nocilla como la Nutella da bastante miedito. ¡Y eso sin hablar de nuestro archienemigo, el aceite de palma!

Y en realidad la crema de cacao para untar es una cosa bastante fácil de hacer en casa: en Internet podéis encontrar decenas de versiones, algunas más desmadradas aún que las comerciales (he visto alguna con tres tipos distintos de chocolate y media taza de azúcar) y otras mucho más razonables. Aquí os dejo ésta, por si os apetece daros un caprichito de vez en cuando: versión vegana (podéis hacerla con leche normal, obviamente), sin azúcar añadido (sólo dátiles) y tan rica como la versión de supermercado. ¡A mis niños les gusta tanto que rebañan con los dedos toda la crema de las tostadas antes de empezar a comerse el pan!

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