Yogur helado de sandía y plátano (vegano y sin azúcar añadido)

El verano no es verano sin helados. Mis niños están como locos con ellos (cada vez que ven un cartel por la calle hay que pararse a revisar uno por uno cuáles tienen pegatina de «sin gluten»), pero ya os podéis imaginar que no me entusiasma que coman muchos, porque incluso los artesanales van bien cargaditos de azúcar. Así que, como todos los años, prefiero hacer yogur helado en casa, con frutas y sin azúcar añadido.

Si acertáis con la combinación de ingredientes (por aquí ya hemos probado otras veces con frambuesas + miel y mango + plátano), el resultado es un postre cremoso, dulce y tan rico como cualquier helado que podáis comprar por ahí (¡o más!). Además, es facilísimo de hacer: la única pega es que hace falta tener una batidora muy potente para hacerlo, pero si contáis con una, ¡no dejéis de probar!

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Granola de plátano, chocolate y crema de cacahuete (sin gluten)

Sí, ya sé que la semana pasada os dejé colgados y sin receta. Mi vida está un poco patas arriba últimamente y además los niños están comiendo tantos dulces fuera de casa (helados, campamentos, cumpleaños…) que aquí lo que les toca es fruta, fruta y más fruta. Ellos encantados, que la fruta de verano les encanta (las cerezas, especialmente, les vuelven locos), pero mientras el blog se me queda un poco abandonado. ¡Intentaré cuidarlo más a partir de ahora!

Hoy os traigo una receta para darle vidilla a vuestros desayunos: granola de plátano, chocolate y crema de cacahuete. Lleva avena, quinoa y pipas al natural, que son cosas muy sanas, pero no nos engañemos, que la granola es la prima golosa del muesli… No vale para tomarla todos los días y sentirse uno estupendo, ¡pero es genial para darse un caprichito los fines de semana!

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Queso fresco casero

Hace medio millón de años me apunté con dos amigas a una clase de hacer queso. Nos explicaron los conceptos básicos y además hicimos un queso fresco, y me pareció todo tan divertido que, si no fuese porque lo de conseguir cuajo me resultaba un poco complicado, me hubiese puesto a hacer quesos como loca nada más salir de la clase.

Y así estuve hasta el verano pasado… cuando descubrí que en realidad no necesitas cuajo para hacer queso fresco: puedes prepararlo con zumo de limón o yogur y leche fresca pasteurizada (de la que venden en la zona de refrigerados en los supermercados). Hay varias maneras de hacerlo, yo os voy a contar la que, para mi gusto, da mejor resultado: Un microondas (o un cazo) y un molde (los venden baratísimos en internet, pero se puede sustituir por un colador o un paño fino) son el sofisticadísimo equipamiento que vamos a utilizar.

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Batido refrescante de piña y menta

La primavera se lo está tomando con mucha calma este año, por lo menos en mi tierra, donde aún la semana pasada tuve que sacar del armario las botas de agua y en la oficina tuvimos que poner la calefacción un par de días. Sí, es cierto que los días son más largos, pero ¿de qué nos vale si tenemos que encerrarnos en casa porque llueve a mares y no podemos bajar al parque ni a dar una vuelta con la bici nueva y los patines?

Pero como no pierdo la esperanza de que algún día llegue el verano, y además tengo MUCHÍSIMA menta fresca en casa (porque al monstruito le regalaron un huertito de hierbas aromáticas por su cumpleaños), he decidido llenarme de optimismo y preparar un batido cremoso y refrescante para recibir los días de sol. Como todos los batidos se puede personalizar para adaptarlo a vuestros gustos y a las frutas que tengáis en casa, pero con esta combinación tendréis una bebida genial para empezar la mañana de la mejor manera posible.

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Bizcocho de limón y semillas de amapola (vegano y sin gluten)

Ésta receta responde a la clásica pregunta a la que todo ser humano se enfrenta alguna vez en su vida: “¿Qué puedo hacer si mi suegra me ha regalado tres docenas de limones?”. Menos mal que son frutas que valen para platos dulces y salados y de las que, además, se aprovecha todo… pero pasan los días y yo sigo teniendo la nevera llena de limones. Y no me fío de ellos, porque ¿cómo sé yo que no están aprovechando su clara superioridad numérica para dar un golpe de estado y apropiarse de mi cocina?

Así que, después de dos recetas en las que ya tenían un papel secundario, he decidido darles todo el protagonismo y hacer un bizcocho de limón y semillas de amapola, que es un dulce tradicional estadounidense que ya habíamos hecho alguna vez por aquí antes de saber que éramos una familia glutenfree. Esta es una versión vegana y, para que quede más jugoso, lleva almendra molida entre sus ingredientes. Fácil y rico. Ahora a ver qué hago con los 30 limones que me quedan.

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