El verano no es verano sin helados. Mis niños están como locos con ellos (cada vez que ven un cartel por la calle hay que pararse a revisar uno por uno cuáles tienen pegatina de «sin gluten»), pero ya os podéis imaginar que no me entusiasma que coman muchos, porque incluso los artesanales van bien cargaditos de azúcar. Así que, como todos los años, prefiero hacer yogur helado en casa, con frutas y sin azúcar añadido.
Si acertáis con la combinación de ingredientes (por aquí ya hemos probado otras veces con frambuesas + miel y mango + plátano), el resultado es un postre cremoso, dulce y tan rico como cualquier helado que podáis comprar por ahí (¡o más!). Además, es facilísimo de hacer: la única pega es que hace falta tener una batidora muy potente para hacerlo, pero si contáis con una, ¡no dejéis de probar!